viernes, 27 de febrero de 2009

El Que Se Buscaba

Recreación de Luz María Sarria. Tema: el humor de Héctor Velarde



Las mudanzas son lo que son, una buena parida. Cajas y cajas, ropa, libros, cambios, decisiones y sobre todo aquello de ¿qué guardo, qué no, qué amo, qué desamo? y en medio de todo este (dizque) cambio existencial me encuentro con el viejisimo libro de Héctor Velarde y no pude menos que reirme, es decir, volver a lo mismo pero solita y en pleno caos.
¡Lima de los cincuentas, la locura y decadencia total!. El texto al que me refiero se titula “El que se buscaba” y casi lo recordaba de memoria. Me pregunté por qué será que me gustó tanto, y debe ser porque me identifiqué. Todavía me ando buscando.

Genial Héctor Velarde, de él habrán bebido varios de nuestros escritores de la vieja guardía… Bueno, aquí va ¡Con todo gustuk!

EL QUE SE BUSCABA

Desde que se dividió el átomo y el ser del estar, el joven Micco De la Pirandola, hijos de los condes de La Pirandola, estaba pero no era. Entonces principió a buscarse. Se buscaba, pero no se encontraba.
Creyó tener muy bonita voz y estudió guitarra. Pero no se encontró.
Sentía la angustia de no ser y se moría de náuseas de estar. Esto lo sabía Josefina.
Bailó “rock and roll” desenfrenadamente. Nada.
Tomó lecciones de teosofía. Menos.
De la Pirandola no se encontraba.
Se fue a Europa a buscarse en la historia. Regresó más ido que nunca.
Se buscó en las matemáticas. No le entraron.
Viajó a la India a ver si se encontraba cazando elefantes. Se perdió en Basorah.
Volvió a Lima y tuvo una revelación en una banca
“!Ya, ya me encontré!”, gritó y escribió unos versos rarísimos que algunos amigos dieron por geniales. El joven De la Pirandola creyó encontrarse por un momento. Fue poeta. Era. Pero, no estaba; no lo encontraban por ninguna parte…
De la Pirandola no se encontraba.
Un día lo vimos de “purser”; no se encontraba.
De la Pirandola principió a buscar en los vicios. Lo encontraban pero él no sabía quién era.
“Yo encontraré mi ser de todas maneras”, pensó, y mató fríamente a una vieja cortándola en pedacitos a ver si se descubría en el ojo de la moribunda.
Tampoco.
Se alquiló como Laika en un coche ruso; el ser se le quedó completamente atrás.
De la Pirandola no se encontraba.
“En la plástica debo encontrarme”, afirmó, y se pintó veintitrés abstractos. No solamente De la Pirandola no se encontraba en su pintura sino que nadie encontraba nada en la pintura de La Pirandola.
Decidió hacerse cura. En la religión el ser y el estar están inseparablemente juntos. Es una sola cosa. Raciocinó: “Yo estoy, luego seré”. Descartes le pareció una cacatua. Cada vez que rezaba se quedaba seco. De la Pirandola estuvo pero no fue.
- Oye viejo - le dijo Micco a su papi, el conde de la Pirandola que tenía ochenticuatro años -, ¿y tú también por qué no te buscas?
- El viejo conde murmuro, solamente:
- Yo ya fui y me queda muy poco por estar…
Me haré el loquito – anunció a sus compañeros de búsqueda del ser -, en el absurdo de Camus me encontraré seguramente – y le mandó un ladrillazo a una vitrina del Jirón de la Unión, incendió una casa, le tiró piedras a un ómnibus, le robó a su tía paralítica, le dijo palabrotas a niñas de sociedad, se inoculó la verruga, se paseaba con la barriga afuera, tatuada, y los “bluejeans” en la mano, por último estrelló tres autos de lujo ajenos. Lo encontraron en la cárcel pero él no se había encontrado. Los condes De la Pirandola lo sacaron.
De la Pirandola no se encontraba.
De la Pirandola supuso que encontraría en Kafka y apostó a que se comería una cucaracha viva. Ganó pero no se encontró.
De la Pirandola se metió en política. Se le multiplicaron los seres pero no encontró el suyo.
Un día, estrangulando un gato en la azotea, se cayó a la calle. “Pobrecito, decían en el entierro, ¿cómo no llegó nunca a encontrarse, no?
- Claro-, repetía bañada en lágrimas la condesa de La Pirandola-, si mi Micco no tenía nada que encontrar.
Yo no sé que le dió por buscarse…
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DATOS DEL AUTOR:

"/…En Héctor Velarde, limeño nacido en 1898, se reúnen dos personalidades excepcionales: la del humorista y la del arquitecto, a las cuales habría que añadir la de historiador del arte. En todas tiene un lugar prominente dentro de nuestra cultura, pero es como escritor satírico como ha destacado en las letras contemporáneas…/”

“/… El Perú de Héctor Velarde es un Perú en transición. Se ubica entre fines de la década de los 50 y mediados de los 60, cuando la Lima señorial y criolla empieza a ser invadida por la modernidad norteamericana y la migración andina. La misma época es retratada, desde otro punto de vista, por Alfredo Bryce Echenique en "Un mundo para Julius…/”


SEGUIR LA LECTURA EN:
http://espanol.geocities.com/cifiper2002/velarde.htm


NOTA: El texto es parte del libro “Antología humorística”
Ed. Peisa- Biblioteca Peruana
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El caballo de Washington Delgado


Fotografía y diseño de Luz María Sarria


UN CABALLO EN LA CASA

Guardo un caballo en mi casa.
De día patea el suelo
junto a la cocina.
De noche duerme al pie de mi cama.
Con su boñiga y sus relinchos
hace incómoda la vida
en una casa pequeña.
¿Pero qué otra cosa puedo hacer
mientras camino hacia la muerte
en un mundo al borde del abismo?
¿Qué otra cosa sino guardar este caballo
como pálida sombra de los prados
abiertos bajo el aire libre?
En la ciudad muerta y anónima,
entre los muertos sin nombre, yo camino
como un muerto más.
Las gentes me miran o no me miran,
tropiezan conmigo y se disculpan
o maldicen y no saben
que guardo un caballo en mi casa.
En la noche, acaricio sus crines
y le doy un trozo de azúcar,
como en las películas.
Él me mira blandamente, unas lágrimas
parecen a punto de caer de sus ojos redondos.
Es el humo de la cocina o tal vez
le desespera vivir en un patio
de veinte metros cuadrados
o dormir en una alcoba
con piso de madera.
A veces pienso
que debería dejarlo irse libremente
en busca de su propia muerte.
¿Y los prados lejanos
sin los cuales yo no podría vivir?
Guardo un caballo en mi casa
desesperadamente encadenado
a mi sueño de libertad.

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(De Historia de Artidoro)
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Rafael Hastings, un moderno renacentista

jueves, 26 de febrero de 2009

CURONISY, POETA TRANS KULTURA







Dibujos de Walter Curonisy - Del libro "Rehenes del tiempo"


Leer a Walter Curonisy puede resultar peligroso sobre todo para quienes tienen el corazón de terciopelo y/o para aquellos con pánico a verbalizar ciertas verdades: las sagradas o profanas que nos alumbran de tanto en tanto.

Walter es un toro arremetiendo a todo cartel, fórmula, ícono, estampita. Arremete y mira. Y oye y busca. Oriente y Occidente. Viajero enloquecido por varias dimensiones. Eterno zapping. Y a veces es una pluma acariciando el cuerpo de una mujer, la idea de dios o el canto del silencio y sus formas.

Me preguntaba mientrás paseaba todos sus libros en este libro ¿habrá hecho Walter una suerte de psicoanálisis espectacular o de pronto el ayahuasca se vacila con nuestro interesante... imaginario? Jaaaaaa ¿ O de pronto, digo, será su categoría de actor la que lo lleva a ser/ disfrutar/ recorrer y habitar diversos personajes? Mi biblioteca está dando saltitos. Sin duda.

Habitante de varias culturas y de varias creencias he aquí un guerrero, un místico, un loco, un politico, un border, un tiernote, un comtemplativo y un burlador.

Bueno, como "la libertad es libre" me he tomado la libertad (valga la cacofonía) de seleccionar unos cuantos poemas – resulta que es verano, amigo, es verano y no sé si vengo o voy hacia el amor- y por ello prescindo de los más largos, categóricos y demás yerbas.

¡Auguri!

Nota: Ah, por cierto, me libero de las presentaciones del autor, aquí les envío las señales para lo propio:
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http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2007-12-13/todas-voces.html
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http://acheache.blogspot.com/2008/04/lunes-21-de-abril-de-2008-por-juan.html
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http://sercorriente.blogspot.com/2008/02/la-poesa-ha-regresado.html
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DEL LIBRO "REHENES DEL TIEMPO"
(fragmentos)


¡Madre!
tu dios me hiela la sangre
despierto angustiado
con su inexistencia.


Ya quisieras
los bigotes de Nietzsche
kantiano imberbe.


(Oración)

Y si a esto hemos venido,
a extinguirnos con la hierba y a mentir
¡oh Señor! que esta noche sobrevivan los insectos
que son limpios
tú lo sabes.


El poeta
ha sido enrolado para la guerra en Irak
le ha llegado el momento de meterse
en su trituradora de carne
¡ah Mc Donald!
en tus manos encomienda su espíritu.


¡Sí mi general!
un esclavo saca a otro esclavo.


La mujer del último samurai de la aldea
no duerme casi nunca
mantiene una piedra en la mano para no dormirse
se aferra a la piedra no por miedo a él
sino por amor a él
ya no sabe si es el sueño o es la vigilia
en donde vive.


Si todos los haikus escritos
caben en una perla
hay que arrojarla al mar
para los nuevos buscadores de perlas.


Ponle fuerza de tigre a lo que escribes
elegancia de felino.


¡Habla alondras!
¡habla bambúes recién llovidos!
no palabras.


La paz infértil del santo
no he de emprender
soy mal parido para la paz.


La libertad
fue esa atadura
de la que no me desaté nunca.


El lobo sabe de la luna
muchísimo más que yo.


Fuera del tiempo
la luna es la loca de la casa.


Del cielo canta el ave
la canción
y no lo sabe.


¡SEÑOR!

Por tu mano
han de escapar
los pájaros

los pájaros
los envíos
de tu frente


Señora ayúdeme a derrotar
a todas las criaturas
que giran en las alturas
esperando que el moribuno
caiga de bruces sobre el mundo.


Si alguno de los quien conmigo va
le disgustara estos poemas
el olor a muerte
el sabor de agua oscura
la rara antigüedad que los contiene
el desquicio
la locución agria
¡que lo escribe en el viento!

Si nadie escupiera el rostro
de un rico barrigón
no habría poesía.


El poeta exitoso se lactaba
como una vaca a sí misma
estiraba la ubre hasta su hocico
para chuparse mejor
antologaba su propia poesía.


El amor es un desconocer al que se ama
descubrir un rostro
jamás visto
no dar con lo conocido de la persona
incomprenderla de pronto
hasta en el habla
no entender lo que nos dice
hacer fabuloso lo sombrío
experimentar el revés de todo
como si hubiese sido siempre igual.


Para creer hay que besar un cuerpo
como a un texto sagrado…//


¿Cuántos yos seré yo?
¡cuántos rostros habré sido que ni me acuerdo!
¡y los que habré de ser!
¡cuántos Fernandos Pessoas por aparecerse todavía!


Quitarme la máscara es como quitarme la vida
sin la máscara no sé quién soy.

Lisboa aparte de ser yo
¿quién eres tú?

Me tiemblan las palabras
en la mano
cuando las hallo
como seres vivos
atrapados bajo el agua.


¡Derrotad!
ganadle a la derrota
con vuestro espíritu
a la renuncia
al fracaso prestigiado
del fantasma de extramares
a falta de esperanza
conozco derrotas
más alentadoras
para esta travesía.
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La noche se demora
tarda en revelar
su voz de búho
su oscura voz

Cual un monje
el viento
aguarda entre los pinos.



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