viernes, 20 de marzo de 2009

Ibriseis y Dionisio

Bailarina de Auguste Rodin


Voy rozándote
y poniéndote mi curva infinita
y otra vez el reiterado camino
Dionisio tu destino
un dios que huele y se embriaga
con la tierra para separársele
Yo soy ese barro trejo
ese juego infinito
Yo soy Ibrises removiéndome como una esclava
mientras atraviesas mi espasmo
y para tí todo lo que se recrea
donde yo soy Ibriseis y tú eres Dionisio
antes que el punto suceda al punto
y otra vez
camino hacia la gran cifra y al signo Dionisio
como dos lámparas atemperadas por la triste ley
de no ad herirse
abstenerse del corazón
y no dejarse jamás poseer por el amor donde yaciste

¿Maestro por qué no tienes cabeza?

Prometeo ha sido encadenado
los esclavos se lo preguntan
el amor está mutilado
y nos has convertido en una historia de sal
y en un río que jamás vuelve a ser el mismo río
nos has convertido en sueño en agua
en número en conjunto
Yo soy Ibriseis y prefiero las cosas que se pueden ver
oír y percibir
espero lo inesperado y me siguen en número incontable
nos gusta lo que se deletrea
Yo soy Ibriseis
un ejemplo diverso de tu unidad esencial
una pasión visible que tensa lo invisible
la humana disposición hacia un verdadero juicio
tu agua más pura y más corrupta
deseo de Dionisio su cansancio y su descanso
pues lo mismo da la vida
y los cuerpos celestes son exhalaciones de fuego
alimentados por causas extremas
Yo soy Ibriseis
un número cuya longitud difiere de su forma
y que no parará hasta estar unida a lo que tú has disgregado
en partes desiguales
Yo soy la Sibila que lleva ya más de mil años
emitiendo por medio de su boca cosas tristes
sin compostura
y con perfumes escrutables
Me duele Ibriseis
y su danza húmeda
una piel redonda a fuerza de querer partir
el centro por todas partes
porque nube y madera corresponden
a la misma acción del frío
y así lo has dispuesto al cortarme con un hacha
proclive al canto y a las cosas separadas
como agua negra y nieve negra

Nosotros somos el argumento de lo que tiende a moverse
Nosotros somos una cita primera con las cosas por emerger
Nosostros oponemos al pensamiento los sentidos
porque no existe la parte más pequeña de lo pequeño
sin nacer con justicia y una mediana composición

Deseo oír las palabras que curan esta clase
de muchachas y muchachas
desemejantes e innumerables en tu creación singular
Yo soy Ibriseis parecida a todas
pues lo finito tiene apetencia por lo par
y que viva mi vientre sus magnitudes
y yo hablo desde este mismo vientre
que tiende a moverse más que el agua Dionisio
mediante colisiones y choques mutuos
yo hablo por todos los movimientos producidos por una vibración
objetos pesados que tienden hacia un remolino
en dicha direccion y hacia una misma causa
de una misma homeometría
definida por principios
es pelo y es carne
¿por qué no podría serlo?
Yo escucho que se están uniendo todas las cosas Dionisio
bajo semillas de diferentes formas
no hay discordia ni pugna indecorosa
de lo primero que hablaré contigo cuando vuelvas
es del primer lugar del sol
del retorno a un amplio juramento
y aprenderás empero las apariencias del ser
los goznes del bronce
los caminos de la noche y la justicia
y pronto las puertas del fiador abrirán su cerrojo
y se originará una inmensa abertura
hasta saber hacer girar los remaches y los clavos
de una verdadera creencia
porque lo mismo da la vida
velar o o dormir
juventud o vejez
o aquellas cosas que cambian
en éstas y en aquellas
Yo soy Ibriseis
el mal ejemplo
el eterno retorno a la espera
estoy entre las cosas y la tierra
son inhalación y emanación
soy el vicio del principio femenino
soy el fervor de la región inferior
soy la razón de los cuerpos sensibles
soy el reposo de Dionisio

¿Maestro – por qué – impedir – alcanzar – lo – homogéneo?

Estoy a punto de romper este centro
y convertirlo en todas las partes
y que no brote de mí ni tronco ni pies ni veloces rodillas
ni órganos fecundantes
y que no se distinga de mí
ni mis rápidos miembros ni mi hirsuto poder en la tierra
estoy a pundo de decir aj
previo a decir te lo ruego
previo a convertirme
en una esfera redonda
que goza de su soledad circular.



 Fotografía de Luz María Sarria

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Del Libro de poesía "Señales que se eligen". Autora: Luz María Sarria

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