viernes, 16 de octubre de 2009

Prosa de Salvador Velarde




A esos seres en fuga, su naturaleza y nuestra inquietud les atan las alas.

E incluso junto a nosotros su mirada parece decirnos que van a echarse a volar.

.......................................Marcel Proust de “La Prisionera”




Ese cuerpo duro, apoyado en el mueble redondo y brillante. Arremolinaba su silencio en torno al pequeño, ínfimo mechón que caía sobre su extendida frente.

.

Sus manos, lentamente abatían los cojines, sigilosamente, en enormes distancias alrededor del cuerpo, que se extendía hacia arriba como una montaña.

.

María Galante, tiene un cuello presuntuoso y párpados como cúpulas, que cubren sus pensamientos.

.

Esa arrogancia tan brutal, aprisionada, dolorosa, cargada de iglesias, ruinas, tiempo y distancias, se clavaría en cualquier corazón que latiese con los acordes de su tiempo.

.

Sus puños se cierran conteniendo los tesoros de su ira y su voz disminuye lentamente hasta llegar al largo silencio agotador de la sed.

.

Sus recuerdos y sus párpados de cúpula caen sobre ella y la envuelven como concha de caracol, para aullar con el sonido del mar y crecer como agua en tempestad.

.

Cubierta de ceguera, María Galante no termina de morir bajo el musgo de su pequeño jardín, porque siempre llega algún rumor de su suprema fantasía que la arrincona en su refugio de sábanas, cojines, silencio y murmullo de lágrimas.

¿Quién no rezaría por María Galante?

.

Ojo de pantocrator siciliano, quieto, bizantino y a destiempo, que desde su párpado en forma de cúpula rebalza sobre el mar con ganas de un nuevo mundo.

.

Sí, es ella, la María Galante, primera isla que recibe la mirada desde el otro lado del agua.

.

Una sola parte de su cuerpo se distingue, su frente. Todo el resto es una húmeda neblina que gira alrededor de la isla. Ni una playa, sólo acantilados. Su frente como un sol que alumbra el silencio, se oculta en su propio espectro.

.

Un jazmín violeta, tres flores de bugambilias, una pequeñísima flor anaranjada y sus gestos de mujer antigua de encajes y terciopelo, su presencia transparente, circular y amplísima, una cucarda rosada y se va armando lentamente el ramillete que se ilumina en la noche. Biscotelas, chocolates y labios de flor. El deseo antiquísimo del amor. Carroza de seis caballos para la baronesa exilada, traicionada por sus palafreneros vulgares, despojada por esos hombres modernos pero ignorantes. Sólo le fueron fieles los gatos, uno que otro perro y su íntima y pulcra majestad.

.

Nada le es asequible, todo le es ajeno. Su figura no se refleja.

.

Es una sobreviviente que se refugia en las enredaderas.

.

.

.................Chorrillos 1984

.

PROSA POETICA ESCRITA POR EL PINTOR PERUANO SALVADOR VELARDE.

Publicado en el primer número de la Revista Cultural "Umbral" Sept. 1987. Lima. Perú


No hay comentarios:

Publicar un comentario