sábado, 6 de octubre de 2007

¿Quién era ese ser que yo defendía


Textos del libro“Viaje a Parca y otros poemas”© Dibujo realizado por la autora



Poema IX

¿Quién era ese ser que yo defendía como si fuera mío?

Era un caballo lleno de matices. se extendía y no me hablaba. logré tener un vínculo con él. uno verdadero. yo quería ser la yegua de ese caballo que comía el azúcar y luego suspiraba. me echaba en su camino y me quedaba largo rato sobre la tierra que había dejado atrás. la niña, la que quería jugar y tener un amigo, sufría. querían matar a mi caballo. en mi pueblo le temían. este caballo era fuerte, este caballo era ágil. caminaba solo. a veces me miraba. un día lo vi dibujarme en la tierra con sus patas, luego relinchó, luego se fue, era tarde, bien tarde. no recuerdo bien. me encontraron llena de mocos. haciendo mundos en medio de la tierra. al llegar a casa me pegaron.

“¿Quién te ha embriagado, muchacha inútil?” “Parirás con dolor”.

Estoy herida.
no han sido las piedras las que han roto mis tobillos.
soy cualquiera de las mujeres que camina por el campo.

Poema X


Ved, oíd, mirad,
la ciudad sólo me ofrece recuerdo de caballos,
veo tres perros vagabundos con un solo pelo en el pecho,
el único lugar donde tenemos tanto frío, el último resquicio,
¿qué te voy a contar de los árboles de mi ciudad?
tristes ángeles fuera de lugar,
he visto las canas de uno, dos, tres ángeles,
no hay luz en las calles y no hablo del invierno,
las hojas que no llegan ni a caerse parecen un viejo pensador,
ya veis, no tenemos siquiera los mínimos derechos,
en todos los barrios alguien está sucio y rebusca en la basura,
está loco pero nadie contradice su paciencia,
amigos, esto no es un café con leche de cabra, ni siquiera está caliente la

más pura y sencilla palabra.




Cuadro de Salvador Velarde - Pintor Peruano

"...De dónde me habrá venido este gran amor, piensas, cuando sabes que fue tu infancia, algún punto luminoso de tu infancia..."


Poema XII

Ah, muchacha blanca buscando adonde te has de bautizar, tú querías un agua más sincera, descubres que el río se convierte, y este río ya no será nunca tu río, pasará como los cerros haciéndote adiós con la mano de los cactus, y luego nadie, se alejarán los rojos, marrones y verdes de la tierra, y de ti solo queda un mundo perplejo y solemne, querías definiciones en la forma muchacha blanca, y el río parece un viejo indigenista que se burla de ti, se celebra un drama en todos los ríos, te has cortado el pelo en el agua cristalina, sabes y recuerdas que en la arena sólo está el diseño de los que nunca se conocen,

sí, la primera desamparada era esta iluminación
y te has quedado muda, tú estarás siempre columpiándote en esta alegoría donde esperas una vida verdadera, has hablado tanto en la noche, los poetas sí son dignos, pero tú sólo eres una muchacha blanca separada.


Poema VI


A veces en esta casa de Barranco
la belleza que contemplo se ha cansado.
quiero estar en la tierra, abrir la puerta y caminar,
me gustaban los techos, pero han pasado muchos años,
me gustaba el escondite y los poemas de Javier,
"no veré mis árboles verdes, mi viento cercano"
ya nadie me llama en esta casa,
contigo todo se parece a la línea larga del abismo,
partir es disolverse, te llevo en el micro, en el nécessaire, te llevo en el poncho para el frío, en el libro metido en la frazada, en el miedo al que maneja -es un loco como tú y está bien harto- en esta casa nadie habla bien porque nadie es feliz.

mi infancia fue en el río, algo me atrapa, debe ser el olor de los mil metros de altura, mi abuelo antes de morir algo me quería decir, en esas babas donde se mezclan las aguas limpias escribo.

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